El Instituto de la Opinión
Pública realiza una encuesta en 1964 y se comprueba el éxito de la implantación
de la televisión en los hogares españoles, pero también como su contemplación
ha trastocado el ocio del país, sobre todo por la noche, ya que las miradas
confluyen hacía el aparato.
En el orden interno, TVE ha
experimentado una profunda transformación: las plantillas de trabajadores se
han multiplicado en un porcentaje muy superior a las horas de emisión, hay una
especialización y unos medios técnicos mejores, se dispone de tres unidades
móviles y nuevos equipos de videotape. En esta época, TVE llega a Canarias,
aunque, durante años, irá con un día de retraso.
Ya no se cabe en el Paseo de
la Habana 77, ni en los alquilados estudios de Sevilla Films, por lo que se
construye un nuevo edificio en Prado del Rey. En un espacio de 7 has. Se
construye un complejo con 9 estudios (frente a los dos de Paseo de la Habana)
con una extensión de 3.046 m2, de los cuáles 1.200 pertenecen al mayor estudio
de televisión de Europa (al menos, eso decía la propaganda oficial), también
dispone de insonorización y refrigeración. Se construye un centro de producción
de programas de 1.000 m2; 1.200 tienen las dependencias y servicios
complementarios; 1.774 las oficinas; 1.378 los talleres de decorados... Se
trata de una obra importante que tiene su inauguración el 18 de julio de 1964.
Será inaugurado por Franco, al que acompañaba, como nuevo director general,
José Aparicio Bernal, ya que a Roque Pro no se le ha permitido continuar hasta
esta fecha tan señera.
Jesús Aparicio Bernal,
director general de RTVE, forma un equipo de cerebros que propician el despegue
de TVE; nombra como su segundo a Luís Ezquerra, persona que va a ser
insustituible durante 20 años. También entra Juan José Rosón, que ocupa el
puesto de secretario, aunque en noviembre ascendiendo a director de TVE, y para
su puesto se nombra a Adolfo Suárez, al cuál protege el secretario general del
movimiento, Herrero Tejedor.
En la temporada 64/65 aparece
el programa “Reina por un día”, importado de la televisión norteamericana. En
el mismo se hacen realidad los sueños de cualquier ama de casa anónima. Es
presentado por José Luís Barcelona, pero la estrella es su compañero Mario
Cabré.
En octubre del 64 pueden
verse los Juegos Olímpicos de Tokio, siendo el primer programa transmitido a
Europa por los satélites Relay y Syncom.
En esta temporada la
programación se inicia, de lunes a viernes, a las 13 horas para terminar
después de las doce de la noche, con una interrupción de 17 a 19 horas; los
fines de semana se comienza a las 9 y sigue, sin interrupción, hasta la una de
la madrugada. En total son 75 horas semanales. Todo ello acarrea la necesidad
de más espacios que, en parte, se cubre con telefilms foráneos, pero
paralelamente también entran producciones propias.
Aparece “Teatro para
jóvenes”, en el que debuta una joven Silvia Tortosa y un grupo de mimos que se
presenta como “Els Joglars”; se hacen obras de autores malditos para el
Régimen, como Federico García Lorca; se presenta un musical dedicado al jazz.
Sin embargo, los informativos es otro cantar, ya que todo sigue igual.
Continúan los grandes periodistas como Victoriano Fernández Asís, que ahora
dirige “Foro TV”, realizado por Pilar Miró, que también se en carga de “Revista
de mujer”. Nace “A toda plana”, un gran programa de reportajes, algunos
realizados por Alberto Oliveras, Manuel Martín Ferrand o un joven Miguel de la
Quadra Salcedo. Al mismo tiempo que triunfa “A toda plana” aparece un concursos
denominado “La unión hace la fuerza”, jugándose por medio de una representación
provincial, comenzando a presentarlo Alberto Oliveras y con Mario Beut,
teniendo poca aceptación; el que si tuvo aceptación y duración en el tiempo fue
“Cesta y Puntos”, una idea de Daniel Vindell, que se encargaría de presentar el
mismo.
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