El
orgullo del tercer mundo es el título de una serie de 16 programas de humor
emitidos por La 2 de Televisión Española entre 1993 y 1994 y protagonizados por
el dúo cómico Faemino y Cansado. Los programas fueron grabados prácticamente
sin cortes en la sala Galileo Galilei de Madrid con la participación de público
real y con una duración que no alcanzaba los treinta minutos. "El orgullo
del tercer mundo" supuso en buena medida la consagración del dúo madrileño
ante el público español, pese a que no era su primera intervención televisiva y
a que ninguno de sus programas alcanzó grandes cotas de audiencia.
Sobre un escenario
totalmente sobrio (bambalinas negras, telón de fondo negro, suelo negro), los
dos personajes, vestidos totalmente de negro, se presentan con una única nota
de color: unos tirantes. Rojos los de Faemino y azules los de Cansado. Esta
escenografía básica se enriquece en ocasiones con elementos de atrezzo muy
básicos y en ocasiones intencionadamente ridículos: americanas de lentejuelas
roja y azul en la presentación, una bata de médico en la escena del psiquiatra,
una gorra de plato para revestir de autoridad a un personaje concreto, etc. Con
todo ello, la atención de espectador está totalmente centrada en los diálogos y
en la gestualidad de los actores sobre la escena.
La estructura de todos los
programas de "El orgullo del tercer mundo" era la misma, sucediéndose
en cada uno de ellos una presentación prácticamente idéntica, una serie de
episodios humorísticos breves y una actuación final de despedida a cargo de los
alter ego de Faemino y Cansado llamados Arroyito y Pozuelón en clara referencia
a los apellidos reales de los dos actores: Arroyo y Pozuelo.
Una de las escenas que se
repetía con muy ligeras variaciones, pero que -aun así- era una de las
favoritas del público, representaba la consulta de un psiquiatra (Cansado) al
que acudía un paciente (Faemino) atormentado por escuchar a todas horas el
balar de los corderos que van al matadero -en referencia a la película "El
silencio de los corderos" (1991) que se popularizó en esa época-.
Otra de las escenas
habituales, quizá de las más absurdas, representaba a una figura de autoridad
(Cansado), que podía ser el guarda de seguridad de unos grandes almacenes o el
portero de un cine, que impedía que un cliente o transeúnte se saliese con la
suya (entrar sin pagar, llevarse un objeto). El cliente (Faemino) intentaba sin
éxito dar razones de lo más peregrino al guarda hasta que este, hastiado, le
amenazaba con llevarle "al calabozo" de los grandes almacenes o del
local de que se tratase. En ese momento, Faemino, como solución final,
exclamaba "¡Qué va, qué va, qué va...!" y todo el público,
previamente aleccionado, repetía a coro: "¡¡Yo leo a Kierkegaard!!"
ante lo que el guarda, atónito, le franqueaba el paso diciendo: "¡Ah,
bueno! ¡En ese caso!"
Las actuaciones terminaban
con la actuación de "Arroyito y Pozuelón" dos personajes que
pretendían ser contadores de chistes "subcampeones del torneo de chistes
de Wimbledon porque a los españoles no se les da bien contar chistes sobre
hierba" y que aparecían en escena al ritmo de la rumba "Dame
veneno" de Los Chunguitos ataviados con americana blanca, camisa con
chorreras, una copa de brandy en la mano y un cigarrillo o un mondadientes en
la boca. Con la excusa de contar el uno al otro a veces un chiste, otras veces
simplemente alguna demencial anécdota, Arroyito y Pozuelón parodiaban el habla
popular y exagerada del español de determinada clase, sobre todo de barrio y
sus estilos de comportamiento, generalmente en los bares. El final del chiste o
la historia coincidía con la despedida de la actuación.
Pese a exhibirse con
cierta discontinuidad y en una cadena (La 2) que se autoproclamaba como
dirigida a "una inmensa minoría", la serie alcanzó un más que notable
éxito y se editó posteriormente en formato de libro+DVD por la editorial
Aguilar. La audiencia media de las primeras emisiones a media noche era de
700.000 espectadores y en la remisión del 94 en prime time alcanzaban el millón
de espectadores. "El orgullo del tercer mundo" se ha convertido para
muchos admiradores del humor del absurdo español en todo un clásico.
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